miércoles, 20 de abril de 2011

UNA PROCESIÓN DIFERENTE

    Genaro Blanco, de profesión pellejero, aficionado a la buena vida, borracho, putero, jugador de tute y garrafina, vivió en León a principios del S.XX  fue atropellado un Jueves Santo de 1929 por el primer camión de la basura que hubo en la ciudad mientras hacia sus necesidades.


  
Esa es su tarjeta de presentación, que crece gracias a sus íntimos compañeros de correrías (los cuatro Evangelistas llamados) que lo rescataron del limbo del olvido para celebrar cada Jueves Santo esta "tradicional procesión de los borrachos".


    Venerada por la "Cofradía de Nuestro Padre Genarín", la noche comienza con la cena dedicada al Padre Genaro y seguida por la procesión que a las doce de la noche sale desde la Plaza del Grano hacia la Calle de los Cubos, a los pies de la muralla.




    Durante el recorrido por las calles del Barrio Húmedo, se hacen paradas donde los "Hermanos Genarianos" recitan romances irónicos y lascivos que narran las peripecias de este singular hombre y se festejan con una copina de orujo.




    Una vez en la muralla, el hermano trepador se encarga de escalar y depositar en lo alto una botella de orujo, un pedazo de queso, un trozo de pan de hogaza y dos naranjas, que simbolizan el alimento para el espíritu de Genaro.





    Y SIGUIENDO SUS COSTUMBRES
    QUE NUNCA FUERON UN LUJO,
    BEBAMOS EN SU MEMORIA
    UNA COPINA DE ORUJO.